jueves, 22 de marzo de 2012

miércoles, 16 de marzo de 2011

una indolencia encalla en lágrimas
(adentro la dolencia en la dicción)
¿hay baile cuando en la pista ya no hay nadie?
si danzar era una resistencia (o sus jardines), una alegría, una palabra en el encanto de poblar
hay ahora tantas palabras alardeando laberintos, al cuan más interno cada cual,
al cual más presuntuoso el que más erguido hace frente a todo canto
y donde el sonido resulta no mutar
a los cuales más orgullo su estado de inmutabilidad ufana
esa estructura en monumento estoico y estatuario del para sí
lo dado
ya no pasa ni agujerea el dédalo
lo constituye
como un espejo-ventana
por el que se puede ver
pero nunca pasar
y ni la aguja pincha
esta coraza
(bajo la que algo envestido tal cual chronos
se va comiendo al travestido corazón, su boca abajo)
no es un vacío sino un puro movimiento de goteo
desvencijaje
sin su ja
en el que no hay ya ni desperdicios
ni retahílas
solo este astuto reaparecer
de la conocida trasparencia
es esta conocida mansedumbre
otra miseria y su nada
(mas de yoes)
estas mascarillas en la máquina, estas vestimentas
ya no me dejan cuerpo en el lenguaje
ni voz para llorar
ni tampoco finalmente algo qué calle